En Guanajuato, nuevamente nos enfrentamos a las dudas y los cuestionamientos sobre el presente y futuro inmediato de dos (sin desestimar al resto) sectores, que en muchos casos se coordinan por la naturaleza de sus propósitos, y que igualmente impactan otros sectores: El Cultural y el Turístico. El primero, porque la cultura y el arte, como instrumentos de formación para los nuestros, resulta fundamental; y como entretenimiento se considera como una herramienta para el fortalecimiento de la armonía social (tan deteriorada hoy).
Y el segundo, del que sobra decir cualquier cosa, porque es del conocimiento general la importancia del turismo como fuente de ingresos para cientos de miles de mexicanos.
Durante los últimos 25 años, en el mes de Mayo a más tardar, se realizaba la presentación del programa del Festival artístico-cultural del (para muchos el de mayor prestigio en América) Festival Internacional Cervantino.
Al no haber en este momento una versión oficial sobre su realización o cancelación, la mayoría de los fieles seguidores de la llamada fiesta del espíritu, leemos una serie de especulaciones tan increíbles como inocentes.
Cuba, como país invitado, no ha hecho pública una postura oficial al respecto: Sin embargo, ante la incertidumbre derivada de la pandemia de covid19 (que en la nación caribeña se encuentra prácticamente bajo control, a diferencia de nuestra crítica situación nacional y, particularmente, estatal), creemos que las condiciones para viajar por avión al estado de Guanajuato, hospedarse y presentarse en auditorios cerrados y espacios abiertos, serían muy complicadas, y más conociendo la seriedad de las compañías cubanas de danza, teatro y música; ya que difícilmente se arriesgarían a tener actuaciones presenciales, además de que muy probablemente no reciban autorización para salir de la isla, aunado que hay dudas sobre su capacidad para realizar presentaciones virtuales. Ah, y en la misma situación estarían las exposiciones de la plástica cubana.
Analicemos dos posibles escenarios:
Que la presencia de Cuba en al ámbito de la danza y la música esté representada por las compañías cubanas avecindadas en distintos estados del país; y por supuesto que las colecciones de artistas plásticos cubanos que están en CDMX, Guanajuato, Jalisco, Yucatán y Veracruz sean un referente del trabajo actual de los creadores isleños… Lo anterior puede servir para de alguna forma “cumplir”, sí, pero no para garantizar la calidad esperada.
Vayamos al segundo escenario: Si los más reconocidos artistas cubanos (que llevan buen tiempo preparándose para mostrar, en este evento de resonancia internacional su talento al mundo) recibieran –y disculpen que insista, pero pienso que no será así- la autorización de su gobierno para viajar a nuestro país ¿cómo serían las presentaciones La Alhóndiga, en el auditorio o en el Teatro Juárez? Y sólo por mencionar las sedes de la capital, pero recordemos que hay subsedes en el estado y fuera de él, como Tamaulipas, Puebla, San Luis Potosí y Aguascalientes. ¿Se eliminarían butacas? ¿Obsequiarían los patrocinadores miles de mascarillas con su logotipo? ¿Pondrían marcas en el piso de la explanada de la Alhóndiga? ¿Cómo se obligaría a la sana distancia? ¿Cómo operarían hoteles y restaurantes? ¿Y las estaciones de gel o la venta de alcohol?
¡Uf! De por sí ya teníamos muchas dudas al respecto, y hoy, y cada día que pase sin que los gobiernos involucrados tomen una decisión y la hagan pública, lo único seguro es que seguirán incrementándose las dudas y proliferando versiones de toda naturaleza que por fuerza impactarán negativamente en un evento que, en los últimos tiempos, y no hay modo de negarlo, ha venido decreciendo en su otrora altísima calidad.
Por otra parte, y hasta quizá resulte ocioso consignarlo, el estado invitado, Coahuila, salvo la distancia geográfica, está en condiciones similares a las de nuestro estado.
En fin, ¿Qué hace falta para el anuncio? ¿Habrá o no FIC ?
De la derrama económica durante el festival, ni hablamos… porque los quiero conservar, a ustedes, mis estimados lectores.
Vidal Berrones Murillo
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