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La Iglesia colaborará en el cuidado de la salud en la reapertura: Diócesis de Irapuato

El paso a semáforo de “reactivación” color naranja en Guanajuato

La Iglesia es colaboradora en el cuidado de la salud y de la vida de todas las personas, por eso en esta pandemia -que a todos nos está afectando fuertemente- ella hace camino con el pueblo de Dios y abraza a todos en su dolor, confortándolos espiritualmente con su oración, elevando cada día al Padre el sacrificio de Jesús en la Eucaristía, atendiendo pastoralmente, en la medida de lo posible, a quienes más lo necesitan. Y, también, según sus fuerzas, la Iglesia acompaña con signos concretos de caridad a los caídos en el camino, a ejemplo del Buen Samaritano, que es Jesús de Nazaret.

A partir de este 5 de agosto el “semáforo estatal para la reactivación” cambió a color naranja, según lo dieron a conocer las autoridades, por lo que la reapertura del culto abierto a los fieles será gradual, en la forma que proponen los responsables de la salud, siguiendo también las indicaciones sanitarias, pastorales y litúrgicas emanadas de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y de la Vicaría de Pastoral de la Diócesis de Irapuato. Entre esas medidas están permitir el ingreso del 30% de asistentes según la capacidad de los templos, guardando al interior la distancia recomendada entre las personas; el uso de cubrebocas; la aplicación del alcohol en gel; la toma de temperatura; colocación de tapetes de desinfección, así como la fumigación de los inmuebles. Por razones de salud, no podrán participar en el acto religioso personas vulnerables como niños, ancianos y enfermos.

  •  El anuncio de cambio de “semáforo” a color naranja es un signo esperanzador, aunque pequeño, porque no significa que la pandemia haya concluido y ni siquiera que esté menguando. Debe tomarse con las reservas del caso, pues siguen incrementándose contagios y, lamentablemente también el número de fallecidos en el estado de Guanajuato.
  • Esta realidad nos pide a todos ser cautos y muy responsables como sociedad para seguir cumpliendo, al pie de la letra, por el bien de todos, las medidas sanitarias sencillas que ya conocemos y que están a nuestro alcance.
  • Desde el inicio de la pandemia la Diócesis de Irapuato ha cumplido con los protocolos sanitarios propuestos por las autoridades de salud y las orientaciones respectivas de la Iglesia para México.
  • La Iglesia reza por la salud de todos enfermos y por quienes los atienden; pide por el eterno descanso de los que han fallecido a causa de esta epidemia. Nuestra fe en Jesucristo, muerto y resucitado, es la garantía de que pronto amanecerá un “nuevo día” para todos y en quien se sostiene nuestra esperanza.

“Si una presencia invisible, silenciosa, expansiva y viral nos cuestionó y trastornó, dejemos que sea esa otra Presencia discreta, respetuosa y no invasiva la que nos vuelva a llamar y nos enseñe a no tener miedo de enfrentar la realidad. Si una presencia intangible fue capaz de alterar y revertir las prioridades y las aparentes e inamovibles agendas globales que tanto asfixian y devastan a nuestras comunidades y a nuestra hermana tierra, no tengamos miedo de que sea la presencia del Resucitado la que nos trace el camino, abra horizontes y nos dé el coraje para vivir este momento histórico y singular”.

(De la Carta del Papa Francisco a los sacerdotes de Roma, 31 de mayo de 2020)

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